viernes, 27 de enero de 2023

Clinic

        Cada vez respiraba con mayor lentitud. Superficialmente. Tranquila. Arropada por las sábanas blancas que cubrían un cuerpo diminuto.

El tomó su mano. Conservaba todavía esa suavidad de siempre. Seguían siendo una manos preciosas. A pesar de tantos y tantos años de vida.

Se inclinó un poco para sentirla más cerca. Susurró:

–No te olvides de llamarme cuando llegues. –Y ella casi abrió los ojos y miró con complicidad.

Quedó en paz. Dejó de respirar. 

Sin soltarla, se dejó reposar en el sofá. A esperar. Que le llamara.

Cuando sus hijos entraron en la habitación se sintieron huérfanos. Aunque siempre habían imaginado que su padre no sobreviviría mucho tiempo a su madre. Tras tantos, tantos y tantos años juntos.