–¿Tiene un minuto para hacerle unas preguntas?
–La verdad es que ahora tengo algo de prisa. Voy a coger un tren. ¿De que se trata? –En realidad, lo que le sobraba a Silvia era tiempo. Faltaban todavía dos horas para que su tren saliera. El chico parecía simpático. Y muy guapo–. Bueno. Vale. Ves preguntando mientras andamos –cede.
–Solo es un momento. ¿Tiene lavadora en casa?
–Si.
–Ha oido hablar del detergente ecológico.
–Si.
–¿Está interesada en saber más sobre lavado ecológico?
–Mmmm –duda–, igual si.
–Ya hemos terminado. ¿Le importa dejarme un teléfono para que la llamen?
Silvia se para. Mira al chico con ironía.
–Hombre… ¿el teléfono? –El hace un gesto con las manos como queriendo decir que eso es lo que piden. Ella le da el número. Enseguida se arrepiente. Pero ya está hecho.
Camina, ya sola, hacia el interior de la estación. Hay un bar a la derecha. Pide un café americano y se sienta. Al fondo. Se entretiene con el móvil. Al poco recibe una llamada de un número desconocido.
–Hola. Soy el de la encuesta. Disculpa la intromisión, pero desde fuera veo que te has sentado a tomar un café. Llevo todo el día con las encuestas y necesito descansar un rato. ¿Te importa si te acompaño?
–Eeee… No. Imagino que no –dice ella, un poco incómoda pero para nada extrañada.
No pasa ni un minuto que el chico está frente a ella. Sonríe y le alarga la mano a modo de saludo.
–Soy Alex, ¿me puedo sentar? –Ella también esboza una sonrisa.
–¿Eso del teléfono va con la encuesta o es una nueva táctica para ligar?
–No se que decirte. Eres la primera que me lo ha dado. Aunque no lo parezca, soy muy tímido y me cuesta entablar una conversación con una chica. Especialmente si es tan guapa como tu.
–Entonces es eso. Una táctica.
–¿Porque me lo diste?
–Supongo… uf, ahora voy a decir una tontería… porque pensé que igual me llamarías. –Alex se echa hacia atrás. Está claro que se siente tremendamente contento. Mira a Silvia.
–Pues ya está. No ha sido tan difícil –dice.
–No. Pero en un rato tengo que coger un tren para Madrid.
–Vale. ¿Y que vas a hacer en Madrid?
–Mañana tengo un curso. De la empresa. Un rollo.
–Te acompaño. Mientras estés en clase me doy una vuelta, que no he estado nunca. Y luego ya vemos.
–Vale. Puede estar bien. A ver si quedarán billetes…
Había. Viajaron a Madrid. Lo pasaron muy bien. Y si, fueron felices y comieron –de eso no estoy tan seguro– perdices.