jueves, 22 de diciembre de 2022

Sagrada Familia

        Que bien que se lo están pasando en estas vacaciones. Hans, Erika, Rudolf e Inge. Los cuatro han viajado a España. Concretamente a la bella ciudad de Barcelona. A las orillas del mar  Mediterráneo.

Salieron el viernes por la mañana desde Heidelberg, el lugar donde viven. En Alemania. El viaje, en coche, lo hicieron en dos tramos. Aunque todos, salvo Rudolf, tienen carnet de conducir. Así, no tuvieron prisas y disfrutaron más de los paisajes que les ofrecía la carretera. 

Al llegar a Barcelona, gracias al GPS, no les costó encontrar el airbnb que habían reservado. En el barrio de Gracia. Un lugar, de ambiente bohemio, donde viven los artistas que se instalan en la ciudad. A pesar de que ya pasaban las diez de la noche, no tuvieron problemas para cenar unas tapas en una taberna típica de la plaza del Sol, cerca de su apartamento. En España son muy generosos con los horarios.

Esta mañana han visitado el parque Güell. En todas las guías viene como uno de los jardines más bellos de Europa. Había mucha gente y no ha sido fácil tomar fotografías. Por suerte, abundaban los lugares instagrameables. Siguiendo la tradición local, a la hora del aperitivo, han tomado una ración de queso acompañada de cerveza rubia. En un vaso pequeño llamado caña. Se lo ha explicado el camarero. Ha sido muy amable. Sabía un poco de alemán. Según la Lonely, los españoles tienen mucha facilidad para los idiomas.

Ahora, tras comer por los alrededores, tapas de tortilla de patatas, chorizo, calamares y jamón ibérico, se encuentran haciendo cola para entrar a visitar la Sagrada Familia. Sacaron las entradas desde TripAdvisor con un 10% de descuento. Es el monumento más importante de la ciudad. Lo diseñó un arquitecto llamado Gaudí, a principios del siglo veinte. Casi todas las casas importantes de la ciudad están hechas por Gaudí. El parque Güell, también.

Se trata de una iglesia muy grande. Muy alta. Con muchas torres puntiagudas que parece que quieran llegar al cielo. A los cuatro les hace mucha ilusión visitar el interior.

Al menos, durante la visita, dejarán de pensar en cuanto se odian y lo poco que se soportan. Rudolf está harto del exhibicionismo de Hans. Todo el tiempo paseando en calzoncillos y luciendo bíceps y pectorales. Erika odia a Inge desde el día que se acostó con el que, hasta entonces, era su novio. Nunca se hablan. Inge no puede con Hans. Son primos, si, pero ese aire de superioridad y de sabelotodo es insufrible. De Rudolf se alejan todos. No ya del foco de su cámara, continuamente apuntando y disparando. Le cantan los sobacos.

Después de visitar el templo, irán hacia la Plaza de Catalunya. En la guía pone que los barceloneses van allí a tomar una cerveza antes de salir a pasear por las cercanas Ramblas.

(El que avisa no es traidor).